Para mí la JEMJ fue un regalo muy muy grande del Cielo, particularmente, de la Virgen. Un encuentro
verdadero con Cristo en la Eucaristía, con un padre y un amigo que me quiere con locura hasta el punto
de humillarse en una Cruz por mí. Un sitio lleno de historia y un encuentro con jóvenes de toda España
con ganas de prender el mundo con el fuego del Espíritu Santo.
Para mí esos tres días en Covadonga, con la Santina (a la que ya le tengo un cariño incalculable por todas
las gracias que allí me dio) fue un verdadero Pentecostés, una renovación, un chute de energía para
todo el año. Pero, sobre todo, una afirmación de que no estoy sola, de que hay un montón de jóvenes
más enamorados de Jesús y dispuesto a llevar una vida coherente con sus creencias.
Tocará devolver gratis lo que gratis estoy recibiendo.
Verónica Zarco Cano, 20 años. Estudiante de Ingeniería Física
(Mota del Cuervo, Cuenca. España)
