Me dice don Juan Carlos que os diga una palabra, una palabra. Como arzobispo de Oviedo, ¡sed todos bienvenidos! Estamos muy contentos, en esta diócesis tan antigua, de poder recibir por un segundo año la JEMJ, en torno a la Eucaristía que vino por María, como la han vivido y reconocido los santos. Especialmente hoy miramos al beato Carlos Acutis. No sé qué tendréis en la mochila del corazón que os haya movido a hacer el viaje. Los turistas calculan sus viajes siempre, saben el punto de partida, el punto de llegada, el punto de regreso y todo lo tienen bajo control. El peregrino, como Abraham, como Isaac y como Rebeca, como Mateo también, se deja sorprender. No vienen con una cosa prefijada para ver si la consiguen comprar. Están abiertos a ese Dios que nunca aburre, que siempre sorprende y que ama nuestras preguntas como nadie las puede amar ni abrazar. Por eso mi invitación fraterna es que estéis abiertos para que el Señor, Nuestra Madre la Santina, y para que los santos que nos protegen puedan sorprenderos. Cosas que están sin resolver, inquietudes que os palpitan dentro, sueños que no son pesadillas… Dejad que Dios os sorprenda en medio de este encuentro. Un canto, un silencio, una charla, un sacramento, una oración, una convivencia… En qué momento Dios os espera para venir a sorprenderos. Ojalá que el domingo que viene podamos contarnos las sorpresas del Señor.